Desde Castro del Río el peregrino seguirá directamente hasta Córdoba, aunque puede dividir el recorrido en dos jornadas, pasando por Espejo y Santa Cruz. La información para esta segunda opción puede verla en las etapas CASTRO DEL RÍO – SANTA CRUZ y SANTA CRUZ – CÓRDOBA.
Por el Cuartel de la Guardia Civil y el camino de la Polonia, o Camino de Córdoba, se inicia la etapa. Si hasta aquí había sido el olivar el gran protagonista, a partir de ahora lo serán los infinitos campos de cereal y girasol. En todo el trayecto, la Campiña Baja, se caracteriza por la sucesión de un relieve ondulado, con constantes subidas y bajadas.
En fuerte ascenso, el camino marcha entre campos de olivar, para salir después a la izquierda a la carretera que se dirige a Bujalance. A los 5,5 kms. de la salida se llega a un cruce de carreteras. Tomamos la de la izquierda, con dirección a Córdoba, más estrecha que la anterior. Siguiendo por ella, alguna vez por el trazado antiguo, se alcanza de nuevo el Río Guadajoz en el cortijo de Cubas, teniendo más adelante a la vista la espectacular silueta de Espejo y su castillo a nuestra izquierda.
Seguimos por la misma orilla derecha hasta la altura de la colina del Yacimiento de Ategua (cortijo del Castillejo de Teba) con las ruinas de la histórica ciudad romana en su cima.
Cruzamos la estrecha carretera y unos metros más adelante una pista, hasta llegar a un pequeño puente romano sobre el arroyo de Fontalba y restos de calzada romana que nos recuerdan que por aquí transcurría la vía que unía por la campiña las tierras de Córdoba con las de Jaén y Granada.
Dejando a un lado caminos que surgen a derecha o izquierda, siempre seguiremos de frente. Igual haremos en el cruce de una estrecha carretera que a la izquierda lleva hasta la aldea de Santa Cruz, a unos 6 kms. Otro puente de similar factura, pero esta vez escondido entre el cañaveral, se alza en el arroyo de Trinidades. El camino transcurre entre campos de cereal y girasol, a veces en llano y otras en terreno ondulado.
A falta de pocos kilómetros se abre ante nuestros ojos la ciudad de Córdoba en las faldas de Sierra Morena. En las primeras calles de la ciudad, y siguiendo la señalización de azulejos con la venera de Santiago y la flecha amarilla, se llega hasta el río Guadalquivir, cruzándolo por el puente romano, llegando los peregrinos hasta la Mezquita, joya del arte musulmán en España (en la taquilla de venta de entradas sellan las credenciales). Por algunos de sus barrios más típicos, como San Francisco y San Pedro, también siguiendo las indicaciones jacobeas, nos acercaremos hasta la Parroquia de Santiago, donde el párroco tiene habilitado un libro de registro de peregrinos además de sellar la credencial (ver “información de interés para el peregrino”).
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